martes, 31 de agosto de 2021

zoom 0 mp4 ABOGADO FRANCISCO VELASCO PRUEBA #8 VIERNES 27 DE AGOSTO DE ...





 

Es la sustentación de la apelación de la sentencia de primer grado ante la SALA CIVIL, DEL HONORABLE TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE SANTIAGO DE CALI, proferida por el señor juez 1 civil del circuito de Cali, dentro del proceso 76001-3103-001-2018-00277-00 ABOGADO FRANCISCO VELASCO vs COMUNIDAD FRANCISCANA Y UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA.

 

martes, 10 de marzo de 2009

EL HOMBRE: UN SER CASI PERFECTO

Dios dotó al hombre de razón y eso lo hizo amo indiscutible de la naturaleza. Difícil es comprender porque el animal hombre, posee semejante instrumento y el resto de los de su género no lo tiene. Pero además de tan maravillosa herramienta, la especie humana posee instintos, sentidos, sentimientos, imaginación, sueños, intuición, memoria, voluntad, telepatía, clarividencia, aureola, ranking, conciencia y subconciencia, atributos todos ellos, que nos convierten en seres casi perfectos. Que contradicción encontrar a diario que un ser casi perfecto, asesine y siegue la vida de otro ser casi perfecto.

¿Cual puede ser la causa de la existencia de las especies? Si la emanación, la creación o la evolución, complejo dilema este para resolver, solo respuestas provisionales podemos dar a tan intrincados interrogantes.

Nuestro origen es un terrible misterio, lleno de vacíos, que el hombre ha tratado de resolver, atando cabos, unas veces con argumentos brillantes, otras mediante especulaciones sofísticas, en veces adrede, movidos por oscuros intereses, otras como resultado de una absoluta ignorancia.

De manera que Dios nos ha proporcionado unos enormes recursos que los tenemos allí en bruto, pero que están aguardando que los desarrollemos, y eso no será posible sino mediante un proceso pedagógico dirigido sistemáticamente a despertar en nosotros la conciencia de su existencia y de sus posibilidades.

Estas capacidades mentales, están latentes en nosotros, solo basta que tomemos conciencia de que están allí, dormidas, esperando que nuestra actitud pasiva, se torne activa y ponga en movimiento tan poderoso y sofisticado organismo capaz de lograr maravillas.

Pero además, debemos luchar contra nuestros fantasmas, los prejuicios y demás defectos que nuestra alma carga consigo. Nosotros aprendemos todo lo bueno y malo que vemos, oímos, gustamos, tactamos, olemos, sentimos y consideramos; somos una copiadora empedernida de comportamientos conductuales, hasta los gestos, manerismos y aún el tartamudeo, solemos registrarlo y almacenarlo en nuestra mente.

Ante este dilema difícil de manejar y resolver, por pura necesidad, el hombre desarrolló el lenguaje y se inventó la palabra, el verbo, el lógos, el discurso, que no es otra cosa, que sonidos articulados (voces) o símbolos (escrituras) de un muy acabado y completo código o tabla de caracteres alfabéticos, cuneiformes, jeroglíficos, silábicos, ideográficos o cualesquiera otra forma que exista, pero siempre compuestos de signos, que tienen un especial significado, siguiendo unos patrones rígidamente establecidos, que ambos interlocutores dominan, conocen, aceptan e interpretan, y por lo cual la interacción o comunicación de doble vía se da, se posibilita.

Manejó primero el hombre en su mente las ideas, y fue mucho tiempo después que apoyado en el órgano del habla, la especie humana comenzó a construir vocablos, a estructurar palabras, a edificar un lenguaje, para esto se requirió que transcurrieran miles de años, hasta lograr la lengua acabada, depurada y fina que manejamos hoy en día.

De la unión de vocales y consonantes, obtuvo las sílabas, de su unión con otras sílabas, las palabras, de la unión de estas palabras con otras palabras, las oraciones, que son las formas, maneras, modos, condiciones que se utilizan para expresar los conceptos.

De manera que fue primero la idea, concebida y estructurada en la mente, que el aparecimiento de la palabra, ya como sonido, para lo cual fue necesario construir todo un sistema fonético, con significados específicos para cada sonido en particular o como símbolo impreso, en cualquier superficie, representando esa idea, ese pensamiento, esa consideración.

La voz es un sonido posible por tener el hombre cuerdas vocales, que consisten en unos repliegues musculares que se encuentran en la laringe en número de cuatro (dos superiores y dos inferiores); las dos inferiores, puestas en vibración por el aire que sale de los pulmones, producen el sonido de la voz.

El sonido de la voz lo percibimos mediante el órgano del oído, que distingue dos (2) tonos, sistema binario, que mediante un modem decodifica y codifica la señal que viaja a la velocidad del sonido e interpreta que se dice, pero toda esta maravilla, es posible percibirla, porque nos han capacitado y educado en la comprensión de esos códigos, de lo contrario , sin instrucción, sería imposible entenderlos, es lo que le pasa a una persona, que solo habla español, cuando alguien se dirige a ella en chino, esos sonidos le suenan todos parecidos, porque no conoce la diferencia que hay entre unos y otros, por lo tanto no los puede distinguir, como no los puede distinguir no los puede separar, como no los puede separar, no los puede analizar, como no los puede analizar, no los puede comprender, de manera, que su mente los rechaza, y permanece entonces en la ignorancia, ya que por desconocer el lenguaje, no le es posible entender.

Esto nos esta indicando que la clave del conocimiento, la llave epistemológica, está en manejar y dominar el lenguaje, en comprenderlo en su totalidad y en sus particularidades, en reconocer todos los elementos que lo constituyen, es decir, lograr un conocimiento muy preciso de la gramática, ortografía, semántica, sintaxis, fonética, morfología, etimología, en fin un riguroso y estudiado conocimiento de la oración, de sus implicaciones lógicas, de sus construcciones, de distinguir y manipular los términos o partes de la oración a saber: sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, conjunción, preposición, interjección, articulo y pronombre.

Se maravilla uno examinando la estructura del cuerpo humano, con todos sus órganos y funciones, en conclusión somos un ser tan maravillosamente acabado, que poco nos falta para la perfección, y si eso lo afirmo del cuerpo, lo mismo digo de su mente, solemos oír, que solo utilizamos un 10% de su capacidad, estoy convencido de que ello es verdad, he reflexionado sobre ese argumento por mucho tiempo, he realizado mis propias investigaciones dialécticas y no tengo ya duda al respecto, por pura pereza mental, por no pensar, el hombre solo utiliza el 10% de su capacidad.

Por lo tanto, no es que la materia gris y blanca donde supuestamente reside la inteligencia vaya a crecer, no, lo que ocurre es que ésta, como cualquier órgano del cuerpo, sino se ejercita, se atrofia, se oxida, debemos por lo tanto ejercitarla y con ella todos esos atributos y cualidades, que nos distinguen de los demás seres vivos y que nos convierten en amos indiscutibles del universo, no de disputarle a Dios nada, pues nosotros somos parte de Dios, somos un pequeño y minúsculo pedazo de él, Dios, todo poderoso, señor del Universo.

Decía pues que si estudiamos, pensamos, leemos, si nos concentramos, si nos interesamos, si ponemos atención a todo lo que nos ocurre diariamente bueno o malo, y reflexionamos sobre ello y analizamos detenidamente todas estas experiencias fenomenológicas y existenciales, vamos a lograr desarrollar nuestra mente, esta va a cambiar y se va a adaptar a las exigencias que el mundo de este milenio va a requerir; lograremos despertar en nosotros la curiosidad, la inquietud, la capacidad de asombro, el admirarnos con todo lo que observamos y pensamos, nos convertiremos en unos analistas simbólicos, autores de nuestro propio destino.

¿Que ocurre en nuestra vida y en las vidas próximas a nosotros? ¿ Que nos afecta y que nos conmueve?, ¿Lograremos despertar el pensamiento crítico en nosotros?, ¿Seremos seres auténticos, autónomos, con criterio, conductores y constructores de nuestro propio destino?, ¿Edificadores de nuestra cultura y civilización?, ojalá que todo esto sea afirmativo, de lo contrario, seremos unos individuos pasivos, cuya existencia fue una pérdida de tiempo y pensamiento, un ser poderosísimo desperdiciado por no explotar y despertar su superconciencia, y a veces, por no despertar simplemente su conciencia, nació, creció, envejeció, murió y nunca supo que pasaba aquí, que cosas maravillosas podía haber encontrado en la Biblioteca, en Internet, en las Revistas, en los Periódicos, en el Diálogo con los demás, en la observación del Universo, en hablar con Dios.

Cuando leemos, es riguroso tener a la mano un diccionario, yo por ejemplo cuando lo hago suelo emplear siete (7): uno de semiótica, uno de raíces griegas, otro de raíces latinas, uno de sinónimos y antónimos, otro de ciencia y tecnología, uno de filosofía contemporánea y por último uno común y corriente. Antes de abordar un nuevo tema, lo primero que hago es conseguir un diccionario de ese tema; no leo sobre mitología griega, sin antes tener un diccionario sobre ese tópico; no me meto en las honduras de la teología sin previamente armarme de un diccionario de teología; no consulto la Biblia sin antes poseer un diccionario de definiciones y conceptos bíblicos; es muy difícil introducirse en un tema desconocido, sumergirse en un tema oscuro, sin antes aprovisionarse de un diccionario especializado en esas cuestiones, yo no puedo comprender como pueden las personas, leer sin tener un diccionario a la mano, allí está el conocimiento conceptual, la definición, el significado y el sentido de la palabra, su interpretación.

La conceptualización, y la contextualización son dos (2) ejercicios básicos que todo lector debe hacer antes de proceder a la comprensión de la idea global consagrada por el autor en el texto que se lee. Es inútil, árido, tratar de hacer lo contrario. La persona que quiera dominar la técnica de la lectura, deberá primeramente, leer muy despacio y conceptualizando cada vez que sea necesario, yo se que este proceso es muy desagradable y lento, pero no existe otra forma o método para examinar las ideas plasmadas por un autor en un escrito.

Simplificando palabras más, palabras menos, lo que he querido expresar en esta reflexión, es que el hombre es un ser capaz de cosas extraordinarias, que todo depende de la fuerza y entereza que le ponga a las cosas, que hay que estudiar sistemáticamente, que debemos sin descanso ejercitar la inteligencia, de lo contrario se atrofia y que para la absoluta comprensión del conocimiento, es fundamental dominar las formas literarias y con ello todos los elementos que conforman y constituyen el idioma, sin esto último es casi imposible lograr niveles superiores de entendimiento y comprensión.

Francisco Javier Velasco Vélez
USB Facultad de Derecho_76